La fecundación de un óvulo por un espermatozoide conduce a la formación de un huevo, que debe emigrar y experimentar algunas divisiones antes de implantarse en la mucosa uterina. En la perra, la nidación se produce entre 15 y 17 días después de la fecundación y culmina con la formación de las vesículas embrionarias, que son visibles en la ecografía a partir de la tercera semana (como muy temprano, a los 18 días).

A partir de la tercera semana, manos experimentadas pueden a veces detectar, por palpación transabdominal, un útero que se semeja a las cuentas de un rosario, siempre que la perra no sea demasiado obesa y que la musculatura abdominal no esté demasiado distendida. Entre las 5 y las 6 semanas de gestación, el útero tiene un diámetro similar al de un asa intestinal, por lo cual, durante este período, resulta difícil diferenciar por palpación un útero grávido de un asa intestinal con heces duras en su interior.

Diagnóstico de gestación por ecografía

ecografía de gestación de una perra

Diagnóstico tardío de gestación por radiografía

radiografía de gestación de una perra

La radiografía sólo resulta útil en la etapa final de la gestación, cuando el esqueleto del feto, al calcificarse, se torna radiopaco (a partir del día 45).

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Los demás métodos, basados en la detección de cambios del comportamiento, los latidos cardíacos de los fetos por auscultación (audibles en algunas perras durante las dos últimas semanas), las modificaciones de los parámetros sanguíneos (tiempo de sedimentación, hematocrito, etc.) o el desarrollo mamario, son demasiado tardíos o resultan demasiado aleatorios como para poder ser empleados en los criaderos de perros. En la actualidad, el diagnóstico más precoz de gestación lo aportan la ecografía y la determinación de relaxina en la sangre. Estas dos técnicas permiten al criador enviar el certificado de monta a la institución canina central dentro del plazo reglamentario establecido, con el diagnóstico de certeza de gestación en curso.

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