A menos que en el examen prenatal se hayan descubierto riesgos especiales, en general no es necesario intervenir durante el parto. Los datos que siguen deben servir para que el criador sólo se inquiete si los periodos se prolongan demasiado.

La duración de la gestación en la perra puede variar entre 58 y 68 días: Estas variaciones obedecen a la diferencia entre la fecha de la monta y la fecha real de la fecundación. Los primeros signos del parto aparecen, como promedio, 63 días después de la fecundación. Una gestación de 65 días comienza a ser sospechosa, y a los 70 días se vuelve francamente anormal.

Las primeras contracciones afectan al útero y no se perciben exteriormente, excepto por el nerviosismo de la perra, que se mira con frecuencia los costados y suele buscar un rincón tranquilo para aislarse y preparar un nido confortable cuando no dispone todavía de una paridera. A veces, sin embargo, la perra busca la seguridad de la compañía de su dueño. La anorexia (pérdida del apetito) es intrascendente durante esta fase y puede acompañarse de vómitos. Esta etapa preparatoria dura entre 6 y 12 h, como promedio, pero en las primíparas puede durar hasta 36 h. Durante esta fase, si el criador está intranquilo, puede introducir dos dedos enguantados en la vagina para apreciar la dilatación y aprovechar para detectar la eventual presencia y la posición de algún cachorro encajado.

El ingreso del primer cachorro en el canal del parto provoca contracciones visibles de la musculatura abdominal (reflejo de Ferguson), que se suman a los movimientos expulsores del útero y deben desembocar – en un lapso inferior a 3 h – en la ruptura de la primera bolsa de aguas. La bolsa amniótica que envuelve al cachorro puede entonces aparecer en la vulva (como máximo, a las 12 h de la pérdida de aguas).

Cuando la membrana amniótica no ha sido desgarrada en el paso a través del canal del parto, la madre suele encargarse de hacerlo en el minuto siguiente a la expulsión. A continuación, secciona el cordón umbilical y lame el tórax del recién nacido, estimulando así sus primeros movimientos respiratorios. En esta etapa el criador sólo debe intervenir en caso de presentación posterior del cachorro (que constituye aproximadamente el 40% de las presentaciones de expulsión más lenta), ayudando mediante suaves tracciones sincronizadas con las contracciones abdominales de la madre, o cuando el cachorro permanece inerte a pesar de los estímulos maternos. En este último caso, hay que verificar la eventual obstrucción de las vías aéreas superiores (frecuente en la presentación posterior) y, si es necesario, desobstruirlas con una pera para enemas o mediante movimientos centrífugos que favorezcan el flujo de sangre hacia el cerebro. Cuando estas maniobras resultan ineficaces es preciso utilizar agua fría o administrar estimulantes respiratorios (p. ej., doxapram).

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Evaluación de la dilatación vaginal y de la presentación de un cachorro.

En los 15 minutos siguientes al nacimiento de cada cachorro se produce la eliminación de las respectivas envueltas fetales (excepto cuando las contracciones son intensas), que suelen ser ingeridos por la madre. Las expulsiones de los cachorros se producen a intervalos que oscilan entre unos minutos y media hora. Un período de tiempo superior a dos horas entre dos expulsiones refleja un problema, como la inercia uterina primaria, debida a fatiga, hipoglucemia o hipocalcemia, o puede también ser secundaria a un obstáculo (presentación transversal, encajamiento simultáneo de dos fetos, obstrucción del canal del parto). En estos casos, se impone una intervención médica o quirúrgica.

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Ayuda para la expulsión en caso de presentación posterior del cachorro .Respetar la curvatura de la vagina y los esfuerzos de expulsión de la perra, tirando suavemente hacia abajo, de manera simultánea con cada contracción.