Apareamiento natural canino
Una vez seleccionados los reproductores y verificadas sus aptitudes para la reproducción, el criador presenta la hembra al semental para la monta. Algunos criadores toman la precaución de realizar previamente una desinfección de los órganos genitales externos de ambos animales, para tratar de evitar los riesgos de enfermedades de transmisión sexual (principalmente, la infección por el herpesvirus canino).
Un apareamiento sin "enganche" puede resultar fecundante, puesto que dicho enganche sólo se produce después de la emisión de la fracción espermática del eyaculado.
No obstante, es aconsejable no recurrir en el último momento a los antisépticos, puesto que estos productos suelen tener una acción espermicida y, por lo tanto, son responsables de algunos fracasos. Para ello, es preferible respetar una buena higiene preventiva (higiene regular del prepucio, limpieza de los suelos, etc.) y realizar controles serológicos periodicos.
En las razas de pelo largo como el Golden Retriever el criador puede preparar a la perra para facilitar la monta, alisando, separando o cortando los pelos de la región perivulvar.
El apareamiento comienza por una breve fase de cortejo y olfateo que acrecienta la excitación de la pareja. La rigidez del hueso peneano y la afluencia de sangre hacia el tejido eréctil permiten la introducción del pene. Ésta desencadena contracciones vaginales en la hembra que favorecen el ascenso de los espermatozoides, el mantenimiento de la erección y el cierre de la vulva durante la eyaculación de la fase prostática. Esta fase debe durar por lo menos 5 minutos, pero puede prolongarse durante más de media hora si los movimientos de la hembra mantienen la constricción de los bulbos eréctiles.
En la mayoría de los casos, cuando el momento es propicio, los dos ejemplares elegidos se desenvuelven muy bien solos, de modo que no es necesario perturbarlos con presencias inoportunas. Una discreta observación a distancia (o por un sistema de vídeo) basta generalmente para verificar la aceptación mutua y que se ha producido el enganche. Una cópula sin enganche puede ser fecundante, pero la prolificidad suele ser menor.
A pesar de los importantes progresos realizados en el diagnóstico de la ovulación, es más prudente repetir sistemáticamente la monta 48 horas más tarde, no son necesarias más de dos montas cuando se ha realizado un correcto seguimiento de la ovulación de la perra.
Aunque en la perra los riesgos de superfecundación (fecundación por varios machos diferentes) son menores en comparación con otras especies, se aconseja separarla de los demás machos hasta la desaparición total de los signos del estro.
La superfetación (monta fecundante durante la gestación), no se observa en la raza canina.
Muchos criadores dejan a su reproductora durante algunos días en el lugar de residencia del macho, después de firmar con su propietario un contrato de monta. Este contrato puede basarse en el reglamento internacional adoptado por la FCI en junio de 1979 (en sustitución del protocolo de Mónaco). En cuanto al contrato de cesión, estipula las condiciones en las que un criador cede una reproductora a un tercero con la condición de que se le entreguen los cachorros después del destete.
Cuando, por diversas razones, la monta natural resulta imposible entre los ejemplares seleccionados, el criador puede recurrir a las técnicas de inseminación.